Las personas con sobredotación intelectual se plantean con gran profusión cuestiones existenciales como, por ejemplo, “¿cuál es el sentido de la vida?”, “¿tiene alguna finalidad la existencia?”, “¿por qué me siento profundamente diferente; acaso nadie contempla todo esto como lo hago yo?” o “¿vivir consiste realmente en dejarse llevar por la corriente de la cotidianeidad, de lo que hace la gente; no hay nada más?”.
Tienen una sensación de extrañeza y una intensidad y profundidad de pensamiento y emoción tales que su búsqueda y falta de respuestas hacen que surjan emociones negativas que a veces incluso paralizan a la persona en su vida cotidiana, haciéndola sentir sin rumbo, aislándola del mundo por no compartir las metas y valores de la mayoría, por no sentir comprensión de la visión amplia y profunda que tienen de sí mismos, de los otros y del entorno, y provocando sufrimiento psicológico.
Pero, ¿de verdad alguien se puede sentir profundamente diferente y tener un vértigo y un vacío existenciales tales que causen tanto dolor psicológico como para paralizarlo en ciertos periodos vitales sin tratarse de enfermedad mental?
Aunque algunos sujetos que conforman el grupo poblacional de las personas de altas capacidades -talentosas o superdotadas- pueden llegar a las consultas de salud mental aquejadas de alguna psicopatología (como puede ocurrir con cualquier otro individuo), la sobredotación intelectual no es una enfermedad mental, y la equiparación de genio y locura no es tampoco sino un mito. Con frecuencia, la causa de esas dificultades radica principalmente en el proceso de desarrollo de su personalidad, marcado por su propia naturaleza.
No obstante, mucha gente señala que la personalidad del individuo de alta capacidad intelectual o ACI no es profundamente distinta a la de otra persona con una inteligencia promedio. Y probablemente sea cierto; aunque en la práctica se observe que ciertas características se dan con mayor frecuencia en las personas muy inteligentes (por ejemplo, el bajo gregarismo o la elevada intensidad emocional, entre otros). De hecho, el modelo de la personalidad más aceptado y con mayor consenso en el mundo, el Big Five o modelo de los Cinco grandes (G. Allport, y Odbert, H. S., 1936) describe bastante bien a todas las personas en general a través de cinco grandes rasgos de la personalidad: Neuroticismo, Extraversión, Apertura, Afabilidad y Responsabilidad.
Pero entonces, ¿por qué una explicación sobre la formación de la personalidad habría de dar alguna respuesta a las personas superdotadas o talentosas? Pues es aquí donde entra en juego una teoría fascinante y, a su vez, muy desconocida fuera del ámbito académico, a saber, la Teoría de la Desintegración Positiva de Dabrowski. Para entenderlo, comencemos explicando qué es la personalidad.
El término personalidad procede etimológicamente de la palabra latina persona, que hacía referencia a las máscaras que los actores empleaban en las representaciones teatrales. Según la máscara empleada, el público se formaba una idea del carácter y de cómo se comportaría ese personaje. Resulta llamativo que muchas personas superdotadas digan estar hartos de no poder ser ellas mismas, de llevar una máscara siempre, de vivir disfrazadas para pasar desapercibidas, para no ser diana de comentarios malintencionados o no ser señaladas y aisladas socialmente.
Existen numerosas definiciones de personalidad, si bien se entiende mayoritariamente como un patrón transituacional de comportamiento, pensamiento y emoción relativamente estable en el tiempo, que explica cómo percibimos la realidad, los juicios que hacemos de ella o la manera en que interactuamos con el medio, siendo en parte heredada y en parte adquirida y posteriormente moldeada mediante la experiencia vital.
Para Pervin (Pervin, 1988, pág. 444), “la personalidad es una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientaciones y pautas (coherencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo, la personalidad está integrada tanto por estructuras como por procesos y refleja tanto la naturaleza (genes) como el aprendizaje (experiencia). Además, la personalidad engloba los efectos del pasado, incluyendo los recuerdos del pasado, así como construcciones del presente y del futuro”. Esta definición es especialmente interesante porque describe la complejidad del constructo de la personalidad, encaja en el actual paradigma biopsicosocial de la salud y alude a las “construcciones” que la mente produce, es decir, algo muy cercano al medio interior dabrowskiano o inner psychic milieu (Dabrowski, 1964) y que se dan con gran riqueza entre las personas con sobredotación intelectual -¿cuánto tiempo pasan viviendo en el pasado o en el futuro, es decir, en sus “construcciones”, en sus ensoñaciones, en su mundo interior, en lugar de en “el aquí y el ahora”?-.
El psicólogo y psiquiatra polaco Kazimierz Dabrowski (1902–1980) se preguntó por la explicación a las diferencias individuales que observaba en las personas que acudían a su consulta, en la revisión de otros casos clínicos y en personas famosas por sus logros. Descubrió que algunas tenían mayor predisposición que otras a experienciar la vida de forma más intensa y tener crisis más severas y frecuentes, de forma que la presencia de una sensibilidad muy elevada combinada con estas crisis profundas suponían un plus en la oportunidad de desarrollo hacia niveles más avanzados de la personalidad. En 1964, Dabrowski lanzó su Teoría de la Desintegración Positiva o TPD como explicación a ello.
Para Dabrowski, la conformación de la personalidad es una progresión desde un nivel primario o primitivo hasta un nivel cumbre de máxima integración o de ideal de personalidad (supone la experiencia armoniosa del individuo, encontrándose en paz consigo mismo y en fusión con los valores humanos universales y, por tanto, en su más elevada forma de empatía, autonomía y autenticidad) a través de una secuencia de crisis vitales que él denomina desintegraciones y que responden a conflictos internos y externos que conllevan sufrimiento para la persona. Este sufrimiento psíquico se expresa en forma de afecto negativo como desamparo, tristeza, sensación de vacío, pérdida de motivación, de interés, culpa, ansiedad, angustia e ideas de autodestrucción, entre otras, que ponen en riesgo la salud mental e incluso la vida de las personas que lo padecen y que en las consultas de salud mental son tomados como síntomas de enfermedad que debe ser “curada” para que la persona pueda tener una vida “normal”. Dabrowski puso el énfasis en que la salud psicológica es una función del desarrollo multinivel y que los superdotados y los talentosos muestran desproporcionadamente este proceso de desintegración positiva y crecimiento personal porque son propensos a esta experiencia.
El grado en que se produce esta desintegración positiva depende de un cierto potencial para su logro, pero también de unos dinamismos (una suerte de rasgos o disposicionales mentales con base cognitivo-emocional) que despliegan ese potencial de desarrollo.
El potencial de desarrollo de un individuo es “la dotación original que determina el nivel hasta el que un sujeto se desarrolla si las condiciones físicas y sociales son óptimas” y está compuesto por tres factores:
En el primer factor se ha mencionado un concepto nuclear del potencial de desarrollo, a saber, las sobreexcitabilidades, que forman parte fundamental de la evaluación cualitativa de la alta capacidad y que explicamos a continuación.
Dabrowski (1972) definió las sobreexcitabilidades como “una responsividad a los estímulos superior a la media, manifestada por la excitabilidad psicomotora, sensual, emocional, imaginativa o intelectual” (p. 303). Estas sobreexcitabilidades son un modo de entender y responder al mundo (Piechowski, 1979) y un componente crítico del modo cualitativamente diferente en que las personas superdotadas experimentan el mismo.
“Se puede decir que alguien que manifiesta una determinada forma de sobreexcitablidad, y especialmente aquel que manifiesta varias formas de sobreexcitabilidad, ve la realidad de una manera diferente, más intensa y con más caras. La realidad de un individuo tal no solo no le deja indiferente sino que le afecta profundamente y proporciona impresiones que dejan huella a largo plazo. La excitabilidad aumentada es un medio para unas interacciones más frecuentes y un más amplio rango de experiencias” (Dabrowski, 1972, p.7).
Se describen a continuación algunas formas en que pueden expresarse las sobreexcitabilidades:
Psicomotora: Gran energía física, habla rápida o compulsiva, hábitos nerviosos y tics, acciones impulsivas, marcada competitividad, adicción al trabajo, inquietud motriz, potencial tendencia a la automutilación.
Sensitiva: Necesidad de tocar y ser tocado, deleite estético, comer demasiado, sensibilidad a estímulos sensoriales (p.e. ruidos, luces, etiquetas de la ropa, tejidos), necesidad de confort, experiencias sexuales variadas, necesidad de atención y compañía, disgusto por la soledad, a veces numerosas relaciones superficiales.
Imaginativa: Asociación de imágenes y sensaciones, inventiva, intuición y elevada consciencia, uso de la imagen y la metáfora en la expresión verbal, visualización interior vívida y animada, pesadillas, mezcla verdad y ficción y miedo a lo desconocido.
Intelectual: Persistencia en formular preguntas, avidez de conocimiento, observación entusiasta y habilidades analíticas, capacidad para una concentración intensa, pensamiento teórico y preocupación por los problemas de igual índole, predilección por la lógica, intolerancia a la imprecisión o los errores.
Emocional: Fuerte apego a personas, seres vivos, cosas o lugares, inhibición (timidez), excitación (entusiasmo), robusta memoria afectiva, preocupación por la muerte, miedos, ansiedad y depresiones, sentimientos de soledad, necesidad de seguridad, interés por los otros, relaciones exclusivas, dificultad de ajuste a nuevos entornos.
La mayoría de las investigaciones que se han llevado a cabo sobre las excitabilidades han demostrado que la OE emocional, normalmente en combinación con una OE intelectual muy fuerte, es lo más significativo para indicar un fuerte potencial para el desarrollo avanzado (Lysy y Piechowski, 1983). Además, las OE intelectual en conjunción con la imaginativa son las que más correlacionan con la superdotación.
Dependiendo de la intensidad con que se den las sobreexcitabilidades (primer factor del potencial de desarrollo) y el grado en que el individuo consiga desarrollarlas y ajustarlas al medio (segundo factor) a través del factor autónomo (tercer factor), la persona podrá alcanzar niveles inferiores o superiores en el proceso de desintegración positiva y, con ello, en el desarrollo de su personalidad.
La Teoría de la Desintegración Positiva señala que el desarrollo de la personalidad se representa a través de cinco grados evolutivos o niveles, en cada uno de los cuales existen (o no) ciertos dinamismos que, en interacción con el mencionado potencial de desarrollo, produce las desintegraciones, o sea, los procesos durante los cuales la estructura de la personalidad presente es reemplazada por estructuras de personalidad más desarrolladas:
NIVEL 1: INTEGRACIÓN PRIMITIVA O PRIMARIA
En este nivel prevalece el egocentrismo, careciendo de capacidad de empatía, de autocrítica y de autorresponsabilidad. Las personas que se encuentran en este nivel utilizan las cosas y las personas a su alrededor para alcanzar sus objetivos. Los individuos adultos que se encuentran en este nivel lo único que persiguen en la sociedad es el propio placer, el dinero, el poder, incluso por medios despojados de ética.
Dinamismos nivel 1: No existen dinamismos de desarrollo como tales salvo algunos “ecos inconsistentes” de dinamismos superiores.
NIVEL 2: DESINTEGRACIÓN MONONIVEL
En este nivel el individuo está influenciado principalmente por su grupo social y por los valores dominantes en los que, de alguna forma, cualquier cosa vale. Sin embargo, por vez primera surgen conflictos internos entre sus tendencias egocéntricas y los valores de los demás. Suelen mostrar emociones ambivalentes y una conducta indecisa porque todavía no tienen desarrollado su propio conjunto de valores. Busca aceptación de su grupo de referencia de valores, entre iguales. El conflicto surgido provoca sufrimiento y se necesitan recursos interiores o potencial de desarrollo para transformarse hacia el siguiente nivel.
Dinamismos nivel 2: Los principales dinamismos son ambivalencia y ambitendencia, comienzo de la vergüenza, ajuste temperamental e identificación con los demás extrema y cambiante.
NIVEL 3: DESINTEGRACIÓN MULTINIVEL ESPONTÁNEA
Existe insatisfacción con lo que uno es frente a lo que uno podría y debería ser, o sea, la personalidad ideal. Esta lucha interna entre lo más elevado y lo más bajo puede estar acompañado de ansiedad y depresión, de una angustia existencial y de sentimientos de insatisfacción con el self. Es el nivel del cúmulo de emociones.
Para Dabrowski, las personas situadas en el segundo nivel están satisfechas con los valores dominantes de la familia, la iglesia y la sociedad en general, pero en este tercer nivel el individuo siente en su mente y en su alma una gran inquietud por entender, como un gran interrogante sin responder que sacude su vida y le acucia, planteándose y procesando cuestiones profundas y existenciales cuya falta de respuestas satisfactorias resulta angustiosa.
Dinamismos nivel 3: Jerarquización, inquietud, insatisfacción con uno mismo, sentimientos de inferioridad, asombro, vergüenza y culpa, desajuste positivo y empatía.
NIVEL 4: DESINTEGRACIÓN MULTINIVEL ORGANIZADA
Aquí el individuo ya está en camino de la autoactualización. Ha encontrado un camino para alcanzar sus propios ideales y son líderes efectivos. Muestran altos niveles de responsabilidad, autenticidad, juicio reflexivo, empatía hacia los demás, autonomía de pensamiento para la acción, autoconsciencia y otros atributos asociados a la autoactualización.
Dinamismos nivel 4: Aquí el dinamismo central es el “tercer factor” junto con la transformación psíquica interior, la autoconciencia, el autocontrol, el instinto creativo, la autoeducación, la autopsicoterapia, la identificación multinivel, la autoaceptación, la total empatía hacía los otros, responsabilidad, autonomía, autenticidad, personalidad ideal e instinto creativo.
NIVEL 5: INTEGRACIÓN SECUNDARIA
En este nivel se ha alcanzado el dominio de sí mismo y el “ideal de personalidad”. Los conflictos interiores del self han sido resueltos a través de la consecución de dicho ideal. La desintegración ha trascendido por la integración de los valores e ideales de uno mismo en la propia vida y ser. Se vive la vida en servicio a la humanidad de acuerdo con los más elevados y universales principios de amor y consideración hacia el valor del ser humano como tal. Para Dabrowski, no solo es este el más alto nivel en el que apenas existen individuos que lo alcancen, sino que la mayoría permanece toda su existencia en la integración primaria.
Dinamismos nivel 5: Los dinamismos existentes en el nivel anterior de empatía, responsabilidad, autonomía, autenticidad y personalidad ideal se convierten en fuerzas directrices del desarrollo (Dabrowski y Piechowski, 1977).
En definitiva, la Teoría de la Desintegración Positiva de Dabrowski es una potente herramienta psicoeducativa para el counseling y el desarrollo de las personas con altas capacidades, pues les permite obtener un autoconocimiento que puede ser empleado como motor para su propio crecimiento personal, reduciendo la incertidumbre y, con ello, la ansiedad que supone otorgar la sintomatología que muestra a problemas imaginados distintos (a menudo más graves) que los que realmente tiene. La conformación de la personalidad es como “subir una escalera”, una progresión desde un nivel primitivo o primer peldaño, hasta un nivel cumbre de máxima integración o de ideal de personalidad a través de una secuencia de crisis vitales que Dabrowski denominó desintegraciones y que responden a conflictos internos y externos que conllevan un sufrimiento (en ocasiones severo) para la persona. Este sufrimiento psicológico se expresa en forma de emociones negativas y sus correspondientes conductas no adaptativas que ponen en riesgo la salud mental e incluso la integridad física de las personas que lo padecen. Dabrowski subraya que las personas con altas capacidades muestran desproporcionadamente este proceso de desintegración positiva y crecimiento personal.
El desarrollo avanzado está caracterizado por un sentido no solo de la responsabilidad de la propia conducta, sino sobre todo del propio desarrollo. Para conseguirlo, el adulto superdotado o talentoso tiene que ser capaz de ser autoconsciente, autodirigido y autodisciplinado para superar y reconducir los otros dos factores que influyen en el desarrollo, a saber: la genética y el entorno.
El consejo psicológico y psiquiátrico experto a las personas muy inteligentes permite ayudarles a ver sus sobreexcitabilidades y desintegraciones como características positivas -y no como síntomas de enfermedad mental-, y fomentar que tomen en sus manos las riendas de su crecimiento personal. El conflicto se analiza como una vivencia positiva que, bien enfocado, puede servir de acicate para alcanzar niveles de desarrollo superiores en los que la tensión disminuye para dejar paso al ideal de personalidad, es decir, a la autorrealización.
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Marta Carrillo
Posted at 17:23h, 10 junioExcelente artículo, muy necesario para entender un poco más sobre las sobreexcitaciones y cómo afrontar el tener que vivir con ellas redirigiendo el foco hacia la luz en vez de a la oscuridad emocional en la que nos vemos a veces sumidos por las crisis internas.
Muy interesantes las explicaciones sobre los distintos niveles de desintegración.
Pd: Gracias por la bibliografía, un nuevo libro caerá en mis manos 😃😃
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 19:06h, 10 junioHola, Marta:
Muchas gracias por tus palabras, nos alegra enormemente que el artículo haya resultado de tu interés. Te animamos a seguir ampliando tu conocimiento sobre la forma de sentir y pensar de las personas con altas capacidades mediante nuestras lecturas recomendadas, las cuales podrás encontrar en la pestaña “Biblioterapia”, en la parte superior de esta página.
Un abrazo,
Fernando Martín Crivelli Posse
Posted at 22:11h, 10 junioBellísimo artículo, toda ciencia o conocimiento siempre es bien recibido. uno al leer estos análisis, ve que el camino, no es tan ríspido como nos imaginamos, quizás, ahí ronda el quid. Nuestra imaginación, amiga y enemiga de la búsqueda constante del alma.
Pero, difieren en algunas cuestiones planteadas por el autor. El problema es que si me pongo a desarrollarlo, quizás, desgaste al lector. Y no me considero idóneo, pero si dejo algunas frases de una novela en desarrollo que estoy escribiendo y que deja incertidumbres al artículo, por sobre todo respecto a la lógica. Respecto a otros puntos que se han tratado , creo que es bueno generar patrones “comunes” que hagan de guía, aunque cada persona es un universo y dentro de ese universo nos podemos perder en un infinito irreversible jajaja… saludos y gracias por compartir el artículo.-
“No desees de los demás autocrítica sobre sus acciones, no todos logran entender que, el comienzo de la superación, es la reflexión de nosotros mismos.” ©.
“ Si, solo pudiera ver, lo que todos logran divisar, sería, quizá, más feliz. Pero la felicidad es obviar la trascendencia misma. Dejarme ser un ser triste, en busca de un sentido.” ©.
“Cuando escuches o sientas tu interior, para realizar un acto u omitir hacerlo, no dejes de tomar en consideración ello. actúa por lo que sientes y no por lo que deseas, porque, el deseo es una ficción, el sentir es una acción” ©.
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“El cielo, como el universo, hablan por sí mismos. Quien busca en el cosmos, no debe aunar por respuestas sino preguntas de nuestro interior” ©.
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“Quien es dominado por la lógica, es esclavo del sistema; la lógica, no encuadra en pensantes”.
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 17:13h, 11 junioHola, Fernando:
Muchas gracias por tus palabras, nos alegra que el artículo haya sido de tu interés. Agradecemos tus aportaciones y te deseamos la mejor de las suertes en tu nuevo proyecto literario.
Un abrazo.
Elizabeth Batalla T.
Posted at 17:13h, 15 agostoMe encantaron tus frases me siento identificada con la perspectiva para citarlas.
Saludos.
Elizabeth Batalla T.
Posted at 17:10h, 15 agostoSaludos, me parecio una teoría que puede ser practica para identificar la personalidad, pues en mi entorno me topo por mucho con personas del primer nivel, algunas más del segundo pero que se dejan influenciar por los del primero y viven inconformes. En lo personal la descripción de estos niveles los identifiqué con mi adolescencia y si tuviera que identificar en qué nivel me encuentro ahora podría decir que entre el 4 y el 5, Sin embargo concidero que como todo tipo de teorías tienen sus pros y contras, en mi parecer falta involucrar otros aspectos del ser.
Gracias por el artículo y leyendo lo cometado de Fernando Martín Crivelli, sus frases me encantaron, me identifiqué al 100% con ellas.
Saludos Cordiales
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 09:03h, 23 agostoHola, Elizabeth:
Como Dabrowski indica en su teoría, los cinco grados evolutivos o niveles descritos hacen referencia al desarrollo de nuestra personalidad. Las diferencias genéticas y ambientales que rodean a cada ser humano, además, permitirán que su personalidad se desarrolle y se muestre al mundo a través de rasgos que la definan y evidencien nuestra diversidad, así como los procesos psicológicos que la acompañan.
Por supuesto, la ciencia avanza y avanzará cada día para ampliar el conocimiento que tenemos acerca de dichos procesos, permitiéndonos intervenir cuando sea necesario.
Un abrazo.
María B.C.
Posted at 12:47h, 06 julioLa perspectiva del conflicto interno, no como enfermedad sino como parte del desarrollo que puede necesitar de guía u orientación, me resulta muy interesante. A veces se buscan respuestas en patologías que no terminan de encajar con las crisis vitales y los conflictos internos que generan sufrimiento, porque, tal vez, esas respuestas estén en ese desarrollo de la personalidad que aquí describen.
Es frustrante, en ocasiones, tener de vez en cuando sentimientos de vacío, inferioridad, insuficiencia, que no parecen coherentes con la vida que una lleva: empática, autónoma, de ideales firmes o incluso feliz. Ser feliz a rasgos generales y al mismo tiempo tener crisis vitales o existenciales a nivel interno puede sonar ilógico, “loco”.
Por otro lado, he de confesar que me siento mucho mejor desde que sé que tengo altas capacidades, en general, y que leer sobre las sobreexitabilidades también me ha gustado, porque veo que tiene sentido con la evaluación que me hicieron sobre las mismas.
Quisiera preguntarles algo, no obstante. En el texto, concluyen de este modo:
“El consejo psicológico y psiquiátrico experto a las personas muy inteligentes permite ayudarles a ver sus sobreexcitabilidades y desintegraciones como características positivas -y no como síntomas de enfermedad mental-, y fomentar que tomen en sus manos las riendas de su crecimiento personal. El conflicto se analiza como una vivencia positiva que, bien enfocado, puede servir de acicate para alcanzar niveles de desarrollo superiores en los que la tensión disminuye para dejar paso al ideal de personalidad, es decir, a la autorrealización.”
¿En qué circunstancias o supuestos concretos aconsejan acudir, para recibir, ese consejo psicológico y psiquiátrico experto?
¡Gracias!
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 19:30h, 06 julioHola, María:
Efectivamente, conocer una parte tan importante de nuestra identidad puede generarnos un gran alivio, pues nos permite mirar hacia el pasado desde una nueva perspectiva que nos ayude a comprender situaciones que nos hicieron sufrir y a reconciliarnos con ellas al comprender algunos de los factores que nos llevaron a vivirlas de una forma tan intensa.
En respuesta a tu consulta, la labor de los profesionales de salud es, principalmente, la de detectar y evaluar a las personas con altas capacidades, así como la de acompañarlas en todo el proceso de diagnóstico y aceptación de esta “nueva” realidad, que en ocasiones es contraria a la autoimagen negativa que los problemas emocionales y sociales derivados de un diagnóstico tardío puedan haber provocado en ellas.
En relación a esto último, es importante recordar que el hecho de desconocer los motivos por los que experimentan el mundo que les rodea de una forma diferente –en sus necesidades, en su manera de pensar y sentir-, puede hacer que las personas con altas capacidades sientan cierto grado de malestar por la sensación de “no encajar”, de no ser comprendidas que, a su vez y en consecuencia, les genere una profunda sensación de soledad. En los peores casos, esto podría derivar en problemas de salud mental como pueden ser la ansiedad y la depresión, actuar como factores de mantenimiento de los mismos o incluso agravar de forma considerable los síntomas de quienes los sufren, si no se interviene adecuadamente sobre ellos.
Y es precisamente en esas ocasiones en las que es más necesario solicitar la ayuda de profesionales especializados que nos ofrezcan las pautas adecuadas para afrontar todos esos problemas y prevenir su aparición futura.
En cualquier caso, la recomendación general desde salud mental siempre es consultar con un especialista si notamos la aparición de síntomas que nos generen un gran malestar y/o nos impidan el desarrollo normal de las actividades que llevamos a cabo normalmente en nuestro día a día, ya sea a nivel educativo, laboral o familiar y social.
Esperamos haber sido de ayuda y quedamos a tu disposición para lo que necesites.
Un abrazo.
María
Posted at 21:11h, 06 julioGracias por su respuesta. Entiendo, por tanto, que es en casos donde los problemas psicológicos supongan un impedimento para la vida normal de la persona (la no aceptación de sus altas capacidades, por ejemplo, y que esto derive en una profunda sensación de soledad, depresión, ansiedad…), cuando acudir a un profesional de salud mental tiene sentido. En supuestos donde la persona realmente esté bien en términos generales, no. Un saludo amable.
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 18:22h, 07 julioEfectivamente, María, es en esos supuestos que es especialmente importante buscar la ayuda de especialistas que nos ofrezca las pautas adecuadas para afrontar esos problemas y prevenir que vuelvan a ser causantes de un sufrimiento futuro.
No obstante, no es necesario que las personas con altas capacidades se vean en situaciones de tal gravedad para solicitar ayuda sino que lo recomendable es una intervención temprana que evite el agravamiento de los síntomas y su evolución en problemas más difíciles de abordar. Así, ante cualquier síntoma que nos resulte desconocido o inusual y nos cause malestar psicológico, lo recomendable es pedir ayuda, pues la mejor intervención siempre ha sido, es y será la prevención. En muchas ocasiones, las personas con altas capacidades acuden a consulta por presentar algunas dificultades en su vida diaria que, de no ser atendidas, pueden derivar en problemas como los anteriormente descritos.
Por ejemplo, muchas personas con altas capacidades solicitan ayuda para mejorar sus habilidades sociales pues, en no pocas ocasiones, el sentirse diferentes les hace sentir que lo más adecuado para encajar en sociedad es ocultar su diversidad, con la frustración que genera el no poder darse a conocer totalmente por las personas que les rodean, siendo este, a su vez, uno de los factores que puede llevarles a esa profunda sensación de soledad que mencionamos anteriormente. Eso puede desencadenar, con el tiempo, en un aislamiento social no deseado y que, en realidad, causa gran sufrimiento a quienes lo padecen.
Muchas otras personas, por otra parte, acuden a consulta con el deseo de potenciar sus capacidades y enfocarlas en la dirección adecuada a la consecución de sus metas. Así, un motivo frecuente por el que las personas con altas capacidades solicitan un asesoramiento especializado es la dificultad para gestionar la multipotencialidad que les caracteriza, esto es, la habilidad para poder desarrollar varias competencias de manera muy eficaz. Dado que las personas con altas capacidades no sólo suelen tener intereses muy variados sino que, además, pueden tener la capacidad de implicarse en ellos a un alto nivel, a menudo estas personas pueden tener dificultades a la hora de planificar sus tareas y tomar decisiones sobre la priorización de sus metas e intereses personales y profesionales, especialmente a medio y largo plazo, pudiendo llegar a bloquear su deseo de iniciarse en nuevos proyectos y actividades que les resulten estimulantes intelectualmente y muy positivos de cara a la autorrealización que es tan necesaria para proteger nuestra autoestima.
Estos y otros motivos frecuentes de consulta responden generalmente a la necesidad que tienen las personas con altas capacidades de conocer sus capacidades en profundidad y aprender a gestionarlas, al comprender aquello que les caracteriza y aprender a verlo como algo positivo y que, en realidad y con las estrategias adecuadas, puede suponer una gran ventaja en nuestras vidas.
Esperamos haber resuelto tu duda.
Un abrazo.
Vero
Posted at 11:25h, 19 eneroGracias por compartir
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 11:47h, 19 eneroEs un placer, Vero, esperamos que la lectura te haya resultado interesante y de utilidad.
Un abrazo.
Vero
Posted at 14:33h, 19 eneroSiempre me aporta algo positivo leerlos. Post, comentarios en respuesta a personas que plantean dudas, etc. Felicidades por este espacio tan enriquecedor. Abrazos
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 16:59h, 19 eneroNos alegra enormemente lo que nos comentas, Vero, y agradecemos tus amables palabras.
Un abrazo
Maite Blasco
Posted at 09:30h, 16 marzoMe encantó esta frase que vi en un comentario al que no me deja responder la pagina. “Cuando escuches o sientas tu interior, para realizar un acto u omitir hacerlo, no dejes de tomar en consideración ello. actúa por lo que sientes y no por lo que deseas, porque, el deseo es una ficción, el sentir es una acción”
Muy interesante el articulo explicando los niveles. Aunque pienso que deberíamos darle una vuelta al tema de las llamadas enfermedades mentales y escuchar al movimiento anti psiquiatría, y cómo se van denominando enfermedades a todo aquello que se sale de la norma. Las personas AACC nos camuflamos, y no somos enfermas porque hemos sabido adaptarnos, pero igual pasa con otros grupos, como el autismo, o personas con diagnostico psiquiátrico. Y es importante que nos unamos en contra de la norma neurotípica impuesta, que se encuentra ademas en el nivel 1. Con el desastre que implica que ademas dirigen el mundo en el que vivimos a la catástrofe.
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 13:19h, 16 marzoHola, Maite:
Muchas gracias por tu aportación.
Como profesionales de salud mental, entendemos como necesaria la descripción de determinadas características o síntomas como medio para llegar a un diagnóstico que nos permita identificar cierta condición o, en su caso, psicopatología para, en caso necesario, poder realizar una intervención adecuada e individualizada con el objetivo de ayudar a la persona a alcanzar mejoría en aquellos aspectos de su salud y de su vida (social, familiar, académica, laboral) que se hayan visto afectados
Entendiendo la psicopatología como una realidad innegable y considerando la nomenclatura clínica como muy necesaria para poder realizar dicha detección y que exista una adecuada comunicación entre profesionales de la salud, por supuesto, es importante no focalizarse en el diagnóstico como “etiqueta”, o como algo que nos defina como personas, sino como una parte de nosotros mismos que simplemente nos hace diferentes.
Efectivamente, las altas capacidades no son consideradas como una enfermedad, pero también es cierto que no todas las personas que presentan esta diversidad cuentan con las herramientas necesarias para poder gestionar dicha diversidad de una forma adecuada ni, por tanto, se encuentran socialmente adaptadas. En muchos casos, incluso, desconocen su condición, y con ello los motivos por los que experimentan el mundo de una forma diferente.
La falta de atención temprana especializada puede derivar, además, en problemas psicológicos que causen gran sufrimiento, como pueden ser la ansiedad y la depresión, por lo que no hay que tener miedo a identificar cualquier problema psicológico que se nos presente, y a buscar la ayuda necesaria para tratar de ponerle solución, considerando a la psiquiatría, área de la medicina especializada en los procesos psicológicos, como una poderosa y necesaria aliada en todo el proceso de recuperación.
Un abrazo.
Maite Blasco
Posted at 06:25h, 18 marzoMe refería mas a las neurodivergencias consideradas enfermedad, como el autismo. O a como tratamos todo para adaptarnos a este sistema, en vez de adaptar el sistema a las personas.. Hay que logran un equilibrio para sobrevivir, pero sin perder la meta de cambiar el sistema y no solo a las personas, que es lo que veo que hacéis también aquí,
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 09:21h, 20 marzoEs cierto, Maite, que la atención a un colectivo determinado pasa necesariamente por una intervención social educativa que garantice el conocimiento de sus principales características y necesidades y, por tanto, la puesta en marcha de las estrategias adecuadas para que dichas necesidades sean cubiertas.
Efectivamente, desde Cientoymucho tratamos de contribuir con acciones divulgativas con ese mismo objetivo de acercar las altas capacidades a la población, lo cuál no sería posible sin todas las personas que os interesáis por este tema y os implicáis también en dar a conocer esta realidad.
Un abrazo,
Natalia Valdebenito
Posted at 19:51h, 21 julioGracias. Gran aporte.
El Equipo de Cientoymucho
Posted at 10:26h, 28 julioGracias, Natalia, por tu comentario. Nos alegra enormemente que nuestras informaciones sean de tu interés.
Un abrazo.