Algunas personas con altas capacidades (AACC) que acuden al servicio de coaching profesional han compartido conmigo sus dudas sobre si sería conveniente hablar a sus jefes de sus características intelectuales. Si en una entrevista de trabajo pudiera ser positivo compartir con el reclutador que tienen un cerebro que funciona de otra forma. Si sus compañeros de trabajo entenderían mejor su forma de pensar y comportarse si les dijera que tiene AACC…
Ni yo, ni seguramente nadie, puede tener la respuesta correcta a estas cuestiones ya que, como casi en todos los aspectos de la vida, hay muchos factores que pueden influir en la realidad de cada uno, y no es posible adoptar algo como una verdad absoluta. Sin embargo, me parecen tan relevantes estas cuestiones, así como frecuentes en las sesiones de coaching, que he decidido escribir este pequeño artículo que no pretende más que plasmar una serie de reflexiones al respecto basadas en mi conocimiento y experiencia del mundo laboral. Por otra parte, también pretendo que cualquiera de los lectores podáis compartir vuestra opinión y experiencia sobre el tema para que, juntos, podamos ayudar a quién se esté planteando alguna de estas cuestiones en este momento.
Partimos de la base de que en muchas ocasiones la propia condición de poseer unas AACC, junto con la alta sensibilidad asociada, puede hacer que la persona se sienta muy vulnerable ante la opinión que el mundo tiene de él/ella. Sabemos que las personas con AACC, por su alto nivel de autoexigencia, no se sienten muchas veces “a la altura” por miedo a no cumplir con las expectativas propias, ni con las del entorno. Todos estos factores constituyen unas barreras que dificultan a la persona decirle al mundo cómo es. Primero, pueden sentirse juzgados, aumentando su inseguridad. Segundo, pueden agudizar aún más la sensación de que tienen que demostrar “lo buenos que son”, aumentando de esta forma su ansiedad y estrés.
Sin embargo, el compartir esta condición con el entorno laboral, puede ser una liberación. Pensar que los demás ya tienen un motivo para entenderte mejor, para comprender por qué tu pensamiento es diferente, por qué tu comportamiento a veces es distinto, por qué a veces no se te entiende… Pero, no nos engañemos, la mayoría de las personas que nos rodean pueden tener un gran desconocimiento, e incluso un concepto totalmente erróneo, de lo que es la alta dotación. Por tanto, no valdrá solo con decir, “chicos, tengo altas capacidades”, sino que esto requerirá acto seguido, y seguramente durante mucho tiempo, una serie de explicaciones adicionales sobre lo que esto supone. ¿Podrá este esfuerzo valer la pena para sentirte más comprendido, e incluso para que te ofrezcan más autonomía, libertad o responsabilidad en el trabajo de acuerdo con tus capacidades? Descubrir esta característica a tus compañeros, ¿hará que te sientas más integrado y motivado en tu trabajo?
Por otro lado, intentando empatizar con jefes y compañeros, podemos pensar que, si saben que tienen al lado alguien con AACC, puedan sentir cierto complejo de inferioridad, que pensaran que, en comparación con la persona de AACC, puedan quedar como “tontos” delante del resto. Esto puede provocar que muestren rechazo hacia la persona de AACC por la mera inseguridad que sienten en sí mismos. No se trata solo de ser conscientes del recelo que a veces siente la persona con AACC para mostrarse como es con todo su potencial, por miedo a ser rechazado, sino también de entender las inseguridades que se puede provocar en los demás al compartir el hecho de tener una capacidad intelectual más elevada de la media.
Últimamente es muy frecuente que las empresas tengan una política de selección de personal inclusiva, así como políticas de igualdad a las que obliga la ley. Se vende el concepto de la necesidad de la existencia de equipos multidisciplinares con el fin de aumentar la creatividad, la innovación y la eficiencia de las organizaciones. Pero la realidad es que, en la mayoría de los casos, los reclutadores suelen seleccionar a los candidatos más semejantes a ellos mismos. Es un proceso de sesgo inconsciente que conduce a que en las empresas haya una especie de “prototipo” de empleado en el que hay que encajar. Esto viene muy condicionado por la filosofía de la dirección de la empresa, y se expande en escala hacia abajo influyendo en la forma de funcionamiento de jefes intermedios y de los equipos. Por tanto, aunque parece que hay un reconocimiento de la riqueza de la diversidad, donde por supuesto debería de considerarse a la persona de AACC como un valor añadido por toda su potencialidad intelectual, en la vida real no es tanto así, ni en todos los casos.
En conclusión, compartir o no en tu entorno laboral tu condición de persona con AACC puede tener ventajas e inconvenientes. Resumo lo anterior en los siguientes puntos que se podrían tener en cuenta:
Si las dudas surgen en el contexto de una entrevista de trabajo, tenemos mucha menos información respecto a las personas que nos van a evaluar, y no conoceremos aún a nuestros compañeros de trabajo. Lo único que animaría a hacer es investigar de qué tipo de organización se trata, consultar su política de recursos humanos o, si fuera posible, hablar con personas que ya trabajen en esa empresa o en el sector, que te puedan dar su visión sobre la filosofía de trabajo de la empresa, lo que se valora, lo que se busca, el tipo de empleados que tiene, etc. Si supieras quién es la persona que te va a entrevistar (ej.: futuro jefe), puedes intentar buscar su perfil en redes, especialmente en LinkedIn como red profesional, para ver dónde ha trabajado, dónde se ha formado, si ha vivido en el extranjero o no. Esto te puede dar pistas del tipo de persona que puede ser en base a su bagaje profesional, pero nunca podremos hacer un juicio al respecto ya que nos faltará mucha información, aunque sí te ayudará a ir más preparado a la entrevista.
En definitiva, a la hora de valorar la conveniencia de comunicar las AACC en el entorno laboral, se podrían tener en cuenta las variables expuestas anteriormente, así como cualquier otra específica de tu situación particular, pero al final el balance tendría que salir positivo. Bajo mi punto de vista, y creo que puede ser lo que represente la clave final en la toma de decisión, lo que es realmente importante es saber cuál es el objetivo profesional que persigues. Luego, habría que ponderar todas las variables que puedan tener un impacto en la decisión para finalmente responderse de forma honesta a esta pregunta: ¿el comunicar mis AACC me va a acercar o a alejar de mi objetivo profesional?
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Dentro de los parámetros perceptibles de la realidad, el individuo con alta capacidad es distinto. Principalmente, lo que nos permite tener una visión de la realidad es nuestro sistema nervioso, y la capacidad de filtrar en una mayor extensión, ese flujo electroquímico dentro de las distintas secciones del cerebro. Toda la información captada por una persona con alta capacidad, y particularmente por un individuo con talento harmónico alto o superdotación, es en primer lugar más conscientemente percibida, debido a la funcionalidad de su cerebro, lo que puede generar hipersensibilidad; y en segundo lugar, es conscientemente filtrada en forma de patrones instintivos, emocionales y finalmente, pensamientos, a los que si no se les da estructura, es un caos cognitivo-emocional, o neuro-nervioso.
Esta fisiología hace que estos individuos perciban más ampliamente la realidad, y que con una estructuración de la información adquirida, adquieren así mismo una visión más profunda de la realidad.
La percepción de la realidad genera en un individuo una designación vital, una identidad, un sentido, etc. Por ello, una más amplia visión, debido a esa fisiología, y a esa funcionalidad cerebral, o una visión más profunda, genera sujetos con una identidad distinta, sensaciones distintas, comprensiones distintas, en fin, seres distintos.
Por ese motivo, jamás un individuo con una visión de su identidad neuro-típica colectiva podrá entender ese otro tipo de visión sino trasciende de su propia individualidad, lo cual es muy complejo.
Por otro lado, cuando un individuo con una visión x de la realidad, la cual define su identidad, percibe a otro individuo con una visión distinta, más amplia o profunda, de esa realidad, se sale de los márgenes se su zona de confort, y ello ataca la identidad subjetiva por medio de su identidad objetiva, que ha forjado con el paso del tiempo, dentro de la cultura que ha condicionado sus patrones cognitivos, en su mayor medida.
Por ello, es muy peligroso, abrumador, arrollador, y destructivo, para un individuo de altas capacidades, coexistir siquiera en esta realidad tan limitada por el mundo neuro-típico; más aún, y así, aún menos, si se expone claramente como una amenaza hacia estos otros seres que lo envuelven, tan distintos a esa persona de altas capacidades, tan parecidas entre sí, y con clara inferioridad ante las mismos.
Estamos ante un problema muy grave, que trasciende todos los márgenes, y que va mucho más allá del constructo cultural de las altas capacidades.
Finalmente, y como anécdota personal, en mi caso debo estar constantemente limitándome, ante unos, viéndome casi estúpido y nada productivo, ante otros tan exótico que me han acabado preguntando sobre mi nivel intelectual; una frustración constante por no haber sido identificado de pequeño y no haber podido desarrollarme donde realmente me correspondería.
Aunque, correspondencia…, vanas ilusiones de un ego cultural autogeneradas por la frustración constante de esta adversidad diferenciadora. Más sensibilidad, más pensamiento, más comprensión, más dolor, más…
Espero que esta exposición pueda ayudar más que quedar en el vacío, como todo lo que procuro hacer para hacerme un nombre y ayudar, que por falta de título, renombre, economía y posición, no hallo a poder alcanzar.
Sin más, un saludo a todo aquél que pueda entender; fuerza y ánimo para el que quiera ver.
Saludos cordiales.
Gracias por comentar el artículo Cristian. Tu exposición te aseguro que no queda en el vacío, al menos a mí me ha enriquecido mucho. Un saludo
Buen articulo Marta, y buena reflexión Cristian. En mi caso además de una actitud generalmente divergente a lo que llamas “tipico” o común se agravo con el hecho de ser mujer en un ambiente claramente machista. Todo era incomprensible y difícil para mi hasta que me entere de mis altas capacidades.
Gracias por compartir tu experiencia Luz, y añadir esta variable de género, que en ciertos ambientes puede convertirse en un obstáculo más. Un saludo
Muy buen artículo y buen comentario el de Cristian. Mi opinión: el ser humano es de tribus, y aunque vivimos en una aparente sensación de que aceptamos al diferente, no es cierto, las empresas no dejan de ser tribus con sus propias culturas y mini tribus (departamentos) e identidades que compiten con otras tribus (otras empresas, países u organizaciones).
Queda mucho camino de desarrollo biológico hasta que entendamos que todos (🌎) somos uno, véase el panorama de guerras actual o un simple partido de fútbol entre dos colegios en el que los padres a la mínima pierden la compostura!!!! Gracias.
Gracias por tu comentario Jorge. Sin duda, mucho camino por recorrer…Pero, por suerte, siempre hay personas que se salen de “la norma”. Un saludo.
Mucha gracias por esta reflexión.
En mi caso creo que comunicar o no la condición de las Altas Capacidades depende mucho de la sensibilidad del receptor/a y de lo que crea o deje de creer sobre el tema.
En la mayoría de los casos que yo he vivido, creo que la etiqueta no nos beneficia, pues nadie está dispuesto a salir de su círculo neurotípico de confort, marcado sobre todo por la estandarización del comportamiento en la sociedad, tanto en entornos laborales como en entornos cercanos.
Si bien es cierto que el hecho de haber descubierto, tarde en mi caso, la condición de ser AACC, me ayuda a poder gestionar, de una manera mucho más amable conmigo mismo, el vértigo que da tomar decisiones y enfrentarse a determinadas situaciones, Pero también es cierto que la condición de Cebra me sigue ayudando a no tener que dar explicaciones en entornos dónde no hay sensibilidad al respecto, y el etiquetado puede ser más perjudicial que beneficioso.
Gracias por compartir tu experiencia Fernando, seguro que hay muchas personas que se sienten identificadas con lo que dices. Un saludo
Rotundamente NO, no decirlo, bajo ningún concepto, salvo que trabajes o vivas en el “Instituto Xavier para aprendizaje superior”. El inseguro, casi todos los jefes, te verá una amenaza, los compañeros esperarán que lo hagas bien el 100% de las veces… Es mi experiencia personal observando casi siempre como se ha tratado a otros bien capacitados o por notas o por estudios, no quiero ni pensar si hubiera sido AA.CC.l o que estaba en juego…. En mi caso os diré, trabajo en una administración pública donde el jefe de RR.HH. decidió, o eso parece por su actitud, que yo estoy allí por chufla, mi aspecto no me ayuda, me gusta cuidarme, Allí donde me envía me va bien, me íntegro, hago lo posible por aprender rapido y bien, empatizo con mis jefes y resuelvo…. No me cuesta…. Pues en RR.HH. mientras mejor lo hago, peor me valoran…. La razón no la sé, pero es así. Ni se me ocurriría significarme. Ni opinión no es optimista, la experiencia manda en mi caso.
Gracias por compartir tu experiencia y opinión SGD de una forma tan clara. Un saludo
Olvidaba decir que el artículo es muy adecuado y sensato. Sencillo y claro, como todo lo bueno.😉
Gracias!!