Cientoymucho | La neurociencia nos explica que el cambio es posible y el coaching lo aplica
El cambio es posible. El coaching aplica los conocimientos de la neurociencia para que las personas con altas capacidades puedan alcanzar el cambio que necesitan en su vida académica y profesional.
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La neurociencia nos explica que el cambio es posible… y el coaching lo aplica

La neurociencia nos explica que el cambio es posible…

y el coaching lo aplica

Debido a que las conexiones neuronales en el cerebro de altas capacidades son más efectivas, y el interés por el aprendizaje y la curiosidad son algunas de las características de las personas con altas capacidades, podríamos especular que el cambio podría establecerse en ellas de una forma más rápida, debido a su gran plasticidad y a su capacidad para establecer redes eficientes.

 

Sin embargo, el perfeccionismo y la gran autoexigencia con la que suelen vivir estas personas puede suponer un obstáculo, sorteable con ayuda especializada, para afrontar dichos cambios.

¿Qué nos aporta la neurociencia en la comprensión de los procesos de cambio?

Cuántas veces habremos oído a nuestro alrededor “Yo soy así, qué le voy a hacer”; “Yo ya no voy a cambiar a mi edad”…. ¡Nada más lejos de la realidad! Vamos a intentar explicarlo utilizando el conocimiento que nos aporta la neurociencia:

 

El mismo Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina a comienzos del siglo XX por sus trabajos sobre la arquitectura cerebral, mostró, en contra de lo que se pensaba hasta entonces, que las neuronas que conforman el cerebro eran células independientes, conectadas entre sí a través de un espacio, que más tarde se denominó sinapsis. En este espacio microscópico viajan ciertas sustancias químicas (neurotransmisores) que generan impulsos eléctricos que accionan o inhiben dichas neuronas.

 

El descubrimiento de Ramón y Cajal fue una revolución en el mundo científico, porque significaba que el cerebro no era un órgano continuo e inflexible. El hecho de que las neuronas sean células independientes permite su organización en redes, que se comunican entre sí. Además, sabemos que estas conexiones son modificables, son capaces de reestructurarse, abriendo nuevas conexiones entre sí. Si pensamos que nuestro cerebro tiene 100.000 millones de neuronas (Mora, 2019), y que éstas pueden establecer numerosas conexiones entre sí, podemos imaginar el tremendo potencial que tenemos como individuos.

 

Todo esto se conoce como neuroplasticidad cerebral y es la base biológica que explica, entre otras cosas, el aprendizaje. Por todo ello Ramón y Cajal nos dejó esta impactante frase: “Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro, que nos inspira a reflexionar sobre nuestra gran capacidad para generar cambios.

 

En las altas capacidades se sabe que el cerebro tiene un funcionamiento diferente. Se ha observado que existe una interconectividad neuronal distinta, caracterizada por una gran plasticidad y eficiencia. Se ha medido que, para la resolución de tareas, hay una menor activación cerebral que en personas sin alta capacidad, pero estas conexiones parecen ser más rápidas y efectivas (Genç, 2018; Sastre-Riba, 2018).

  • Las neuronas establecen conexiones entre ellas, formando redes neuronales por donde fluye la información en forma de sustancias químicas (neurotransmisores) e impulsos eléctricos. Dichas redes neuronales pueden modificarse, reestructurándose, generando nuevas conexiones. Esta es la base de lo que ahora se conoce como neuroplasticidad cerebral.

 

  • La neuroplasticidad cerebral es la base fisiológica y biológica que nos ayuda a comprender que el cambio es posible.

Podríamos asimilar nuestras redes neuronales cerebrales a carreteras por las que fluye la información. Este flujo de información es la base de nuestras emociones, pensamientos y comportamientos. El hecho de que las neuronas generen estas redes, consolidadas por el tiempo y por la repetición de nuestros hábitos, hace que en muchas ocasiones actuemos “en automático”. Nuestro cerebro tiende a ahorrar esfuerzo, y a trabajar con el menor consumo de energía posible, circulando por las vías que ya tiene exploradas. Podríamos decir que en este caso la carretera sería una autovía, por la que fluyen los impulsos eléctricos muy rápida y fácilmente. Las conexiones neuronales están tan establecidas por esa ruta que, muchas veces, no somos ni conscientes de lo que hacemos, o no lo cuestionamos, lo consideramos parte de nosotros mismos.

 

Ahora bien, cuando adoptamos un nuevo pensamiento, comportamiento o aprendemos a gestionar una emoción de forma diferente, estamos abriendo nuevos circuitos neuronales que al principio serán, volviendo a nuestro símil, nuevas carreteras pedregosas y difíciles de transitar porque no están aún consolidadas. La repetición consciente de estos comportamientos nos ayudará a que esa carretera esté cada vez mejor asfaltada y sea más sencillo caminar por ella, hasta que consigamos que sea una autopista por la que fluyamos de forma natural y se convierta en nuestra ruta preferida.

 

Esto llevará tiempo, y posiblemente en muchas ocasiones tenderemos a volver a la cómoda autopista que hemos transitado hasta entonces de forma sencilla, (recaídas, retrocesos), pero tendremos que entender que esto es algo normal en los procesos de cambio, y no culpabilizarnos por ello. Nuestro cerebro, en esta “política de ahorro de energía” de la que hablábamos antes, volverá en ciertos momentos, a lo que ya conoce porque le resulte más cómodo. Pero la motivación para que ese cambio ocurra será lo que nos impulse a hacer el esfuerzo por consolidar esas nuevas conexiones neuronales y, con ello, que se produzca el cambio en nosotros.

¿Qué es el coaching y cómo aplica la neurociencia?

El coaching es un proceso sistemático para facilitar el cambio en las personas. Está fundamentado en la capacidad que tenemos como individuos para analizar nuestra realidad, identificar aquello que queremos cambiar, definir un objetivo y diseñar un plan para conseguirlo. El coach es el profesional que nos va a facilitar transitar a través de ese proceso. Pero la decisión y la motivación para hacerlo será solo nuestra. Se trata de un proceso que empodera al individuo para ser consciente de lo que quiere, y adoptar un rol proactivo en la toma de decisiones sobre su vida.

 

Cuando observamos nuestra realidad, cómo sentimos, pensamos, y actuamos en un contexto determinado, es como si estuviéramos observando esas redes neuronales consolidadas, aquello que estamos acostumbrados a hacer de una forma determinada. Con el acompañamiento del coach, identificaremos si hay otra forma más efectiva de hacer las cosas, y si estamos dispuestos a hacerlo. Estableceremos un objetivo y un plan para conseguirlo. Las acciones que desarrollemos serán esas nuevas carreteras que tendremos que abrir en nuestro cerebro con esfuerzo y determinación, motivados por el convencimiento personal de hacer ese cambio. La repetición de ese nuevo hábito, comportamiento etc., será el trabajo que tendremos que hacer para que el camino pedregoso y duro de transitar al principio, se vuelva más llevadero y asfaltado al final. El cerebro no olvida, pero sí es capaz de sustituir un hábito, comportamiento, o pensamiento, por otro (Castellanos, 2022). Es una cuestión, podemos llamarlo, de entrenamiento cerebral ya que, tal y como decían en la antigua Grecia: “Yo no soy como soy, sino como estoy habituado a ser” y esto ilustra perfectamente que no somos nuestros pensamientos, ni nuestras emociones. Estamos habituados a pensar y sentir de una manera, a transitar por una carretera que hemos ido construyendo con el paso del tiempo, con nuestras experiencias, nuestra educación. Sin embargo, no tenemos por qué quedarnos anclados en ello, el cambio es posible, y depende fundamentalmente del convencimiento y determinación de uno/a mismo/a para que ocurra. Nuestro cerebro está preparado para ello.  ¿Y tú?

Marta del Campo Rodríguez
Coach de Adultos con Altas Capacidades

Referencias bibiográficas

  • Castellanos, Nazareth. La neurociencia de la meditación. Programa Aprendemos Juntos BBVA 2023. Accesible desde: https://youtu.be/5xOGYn0KvnU
  • Genç, E., Fraenz, C., Schlüter, C., Friedrich, P., Hossiep, R., Voelkle, M.C., et al. Diffusion markers of dendritic density and arborization in gray matter predict differences in intelligence. Nat Commun. 2018 May 15;9(1):1905.
  • Mora, Francisco. Cómo funciona el cerebro. Alianza editorial 2019.
  • Sastre-Riba, S., Ortiz, T. Neurofuncionalidad ejecutiva: estudio comparativo en las altas capacidades. Rev Neurol 2018;66 (Supl. 1): S51-S56

 

Si estás interesado más en saber sobre la obra de Ramón y Cajal, visita: https://www.csic.es/es/legado-cajal

2 Comments
  • Helena corrons marquez
    Posted at 22:08h, 15 noviembre Responder

    Me anima mucho leer cosas así. Que el esculpir el comportamiento en adultos es posible,… me da ánimos…

    • El Equipo de Cientoymucho
      Posted at 13:10h, 16 noviembre Responder

      Hola, Helena:

      Nos alegra que esta lectura te sea de utilidad. Por supuesto, el comportamiento en adultos no sólo puede ser modificado sino que, en muchos casos, esto es necesario para poder alcanzar una mejoría en nuestra calidad de vida. La adquisición de pautas adecuadas posibilitan, además, que establezcamos metas realistas a corto, medio y largo plazo y que podamos alcanzar nuestros objetivos de una manera sana y positiva, haciendo uso de un afrontamiento activo que proteja nuestra autoestima frente a los pequeños inconvenientes que pueden surgir en este proceso.

      Un abrazo.

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